miércoles, 19 de junio de 2024

Al pie de las sierras del sur de Murcia

Actividad organizada expresamente para el IV Biomaratón de Flora Española, que tuvo lugar en el Parque Regional El Valle de Murcia, durante la mañana del domingo 19 de mayo de 2024, con una duración de 5 horas, de 9:30 h a 14:30 h. Fue ideada por nuestro compañero José Antonio López Espinosa (JALE), en el marco del proyecto divulgativo Flores de Murcia, e impulsada y promocionada para el biomaratón de flora por Mónica Rubio, bióloga y periodista de la ecoagenda digital elclickverde. Básicamente, se realizaron dos rutas cortas, guiadas por biólogo (botánico) socio de la Sociedad Botánica Española (SEBOT), con numerosas explicaciones sencillas, para el aprendizaje de todos los participantes, por dos lugares del norte de las sierras prelitorales de Murcia, que se encuentran "al pie de las sierras del sur de Murcia". 

¿Por qué este nombre para la actividad? Porque de esta forma describe Ángel Guirao, pionero de la botánica en Murcia, que recolectó plantas para el botánico alemán Willkomm en el "Reino de Murcia", a finales del siglo XIX, la zona por donde se desarrolla la primera parte de la doble excursión. El inicio elegido fue el Convento de “Santa Catalina, en las proximidades de la ciudad de Murcia”, lugar que indica el botánico holandés Lange, en su pliego de 1851, de la primera localidad del arto o azufaifo (Ziziphus lotus) en la Región de Murcia, citada en 1880 en la obra Prodomus Florae Hispanicae, de Willkomm y Lange, la primera flora española que puede considerarse como tal.

En primer lugar, nos dirigimos a una gran cueva, cercana al convento, donde es frecuente la orejilla de roca (Lafuentea rotundifolia), un endemismo exclusivo de los roquedos más térmicos del sur de España. Posiblemente, esta cueva, “cerca del convento de Santa Catalina, no lejos de la ciudad de Murcia” (prope coenobium Sanctae Cathaerinae, non procul à Murciae urbe), sea el lugar, citado como anteriormente, de la localidad clásica, que indica el botánico español Lagasca en la descripción de la especie.


Seguidamente, visitamos el arto de Santa Catalina, donde nos hicimos la fotografía de grupo, porque, como se ha justificado, interpretamos que este Ziziphus lotus centenario es el que que conocieron y recolectaron hace más de 170 años tanto Lange (1851) como Guirao (1852), para el herbario de Willkomm (actualmente en el herbario de la Universidad de Coimbra) y para su flora española Prodomus florae hispanicae (1861-1880). 


Después, hicimos dos breves paradas, para observar esas plantas invisibles que, prácticamente, incluso quienes frecuentan los montes y las sendas, nunca han visto. En una pequeña extensión, inferior a 5 m2, en una bolsa de suelo sobre la roca, donde en otoño florecen cientos de escilas de otoño (Scilla autumnalis), ahora, literalmente, no hay nada, porque no es la época y porque Murcia sufre una gran sequía, el peor inicio de año hidrológico desde 1961. A solo unos metros, en un pequeño roquedo, observamos las hojas acintadas, con una franja media más clara, de la efímera flor de la estrella (Lapiedra martinezii), cuya floración coincide al final del verano, por lo que suele pasar muy desapercibida; casi nadie de los no aficionados a la botánica la conoce ni ha visto su llamativa flor. Esta planta, como la orejilla de roca (Lafuentea rotundifolia), fueron descritas para la ciencia por el botánico Mariano Lagasca en dos lugares próximos del Parque Regional El Valle, en el Santuario de la Fuensanta y en el Convento de Santa Catalina, respetivamente.

Por último, en la segunda ruta, nos dirigimos a un pequeño yesar, donde crece el tomillo amargo o cluigida (Teucrium libanitis), gipsófito estricto endémico del sureste español, propio de los afloramientos yesíferos de Murcia, Alicante y sur de Albacete; en esta zona con suelos yesíferos se encontraban otras especies compañeras y habituales, como jarilla de calvero o jara de escamillas (Helianthemum squamatum) y Herniaria fruticosa. Para llegar a este hábitat de interés comunitario prioritario de la Directiva Hábitats, se recorrió previamente un tramo de la Rambla del Valle, con vegetación de río temporal, muy escasa y localizada en esta sierra del termomediterráneo semiárido. En la rambla observamos Thymelaea nitida, otra de esas plantas (casi) invisibles, justo donde comenzó ladera arriba el incendio de agosto de 2023, y un gran mirto o murta (Myrtus communis), cuando cruzamos el fondo del cauce, con agua circulante y helecho culantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris). Aquí, destacamos que el mirto posiblemente sea la planta que da nombre a la ciudad de Murcia, concretamente del topónimo originario Murtea: lugar donde abundan los mirtos.

Además, continuamente, durante los dos recorridos, se identificaron de visu los principales géneros y especies de plantas comunes del territorio localizado al pie de las sierras al sur de la ciudad de Murcia. También, los participantes, varios, crearon una cuenta de iNaturalist en este IV biomaratón, para subir algunas de las muchas especies de flora que se comentaron.


Finalmente, destacar que no solo se vieron plantas, y en concreto varias especies protegidas o especialmente relevantes para la flora de Murcia, relacionadas anteriormente, sino que también se visitaron lugares murcianos significativos del siglo XIX, como el Verdolay, que fue la primera urbanización de retiro veraniego para los murcianos pudientes, el Convento de Santa Catalina, donde iniciamos y cerramos la primera ruta, la necrópolis ibérica del Cabecico del Tesoro, el primer campamento de los exploradores, actualmente albergue juvenil, la ruinosa casa señorial del Conde del Valle, etc., que se comentaron con imágenes de postales antiguas, de comienzos del siglo XX.